Escribe:*Arturo Inga Batallanos
La pasión que Alberto le pone a la producción de su pisco es tan grande que queda
fuertemente grabada en nuestras retinas y en nuestra memoria. Esto lo pudimos
apreciar en visita reciente a su bodega, ubicada en Los Ángeles, Quilmaná, donde –
paso a paso– nos iba ex ...plicando como hace el control de calidad de la materia
prima y el cuidado que le pone a todo el proceso de producción.
Ahora, con su nueva adquisición, un alambique de 300 litros de capacidad fabricado en Portugal y diseñado íntegramente por él mismo en base a su larga experiencia como productor de pisco, se encuentra feliz y fascinado, contándonos con el entusiasmo de un niño por su juguete nuevo, con un cariño inmenso por lo que ahora atesora, cómo espera que éste le ayude a mejorar aún más la calidad de su destilado.
Alberto tiene alrededor de la bodega, unas 25 hectáreas de terreno de cultivo, que le proveen una buena parte de las uvas que emplea para los piscos, vinos y mostos verdes que nos entrega. Otra parte de la materia prima que consume la compra en la zona y también en Ica. Para la anterior campaña llegó a comprar uva torontel de esta última comarca. No tiene toda la tierra que posee con vides, de hecho todavía mantiene cultivos que le dan la base “diaria” de ingresos, como el maíz, por ejemplo.
Nos cuenta que su abuelo italiano llegó a tener 500 hectáreas, pero que de resueltas de los problemas con la reforma agraria de los 70 y la división hereditaria; entre todos sus familiares solo tienen ahora un poco más de lo que él tiene. Varios de sus familiares vendieron sus propiedades y se fueron a las ciudades. Alberto, todavía recuerda que cuando vinieron a expropiarle las tierras, él –muy joven aún– se encontraba en el lugar y tuvo que hacer frente a toda la acción de SINAMOS, órgano encargado de implementar tan discutida transferencia de propiedad. Al final, no pudieron sacarlo y fue, de alguna manera, quien mantuvo las tierras familiares, durante esos trances. Tiene tres hijos, dos varones y su engreída, una niña de 12 años. Toda la familia está establecida en Lima, por los estudios, pero en las épocas de vendimia y destilación, él se muda completamente a la bodega, para supervisar y "meter mano" personalmente en el proceso productivo, tal como lo encontramos las dos veces que lo hemos visitado. Sus hijos, a quienes muchos de los que estamos en el mundo del pisco conocemos, estudian carreras que no están relacionadas directamente con su pasión; y, él, medio en serio medio en broma, ya anda preocupado por eso.
Nos muestra su bella casa que –nos cuenta– quedó muy afectada con el terremoto de agosto del 2007, al igual que su bodega. La casa, lamentablemente, está declarada inhabitable, mientras que a punta de tesón y ese espíritu ítalo–peruano de progreso, está sacando adelante nuevamente la bodega. Así, nos refiere que, dentro de su filosofía siempre positiva, no hay mal que por bien no venga, ya que con el terremoto su mejor alambique (tenía dos de 80 litros cada uno) quedó intacto; y, en cambio, quedó dañado uno que no le andaba rindiendo muy bien.
Gracias a la reparación posterior, nos dice, quedó tan bueno como el mejor que tenía, y andaba muy feliz por eso. Ahora lo está vendiendo a raíz de la llegada del nuevo.
Otra de sus pasiones es el tiro al platillo, no muy conocido, en cuyos torneos internacionales nos ha representado en muchas oportunidades.
Nos contaba, orgulloso, que a fines del 2010 acaba de ganar -una vez más- el
campeonato nacional. Tiene una sección de su casa llena de trofeos, medallas y placas que conmemoran sus triunfos y que él con casi la misma vehemencia que cuando
habla del pisco, explica uno por uno.
Nos muestra fotos de un Alberto muy joven, saboreando ya la gloria de los triunfos
deportivos. Como buen descendiente de italianos, tiene muchísimo apego a la familia.
Nos habla, por ejemplo, con gran cariño de la vid del abuelo, una mollar de 86 años,
que este año está produciendo espectacularmente, y de los cuidados que le da para
que se mantenga así. Seguramente pronto nos sorprenderá nuevamente cuando su
nueva producción pisquera esté en nuestras manos, o mejor aún en nuestras bocas, y quizá con alguna medalla, como muchas de las que tiene bien ganadas, en los dos campos que ama. Salud Alberto, digno exponente de caballerosidad y dedicación, en el mundo pisquero.
*Ingeniero Industrial, Sommelier, Especialista y Catador de Pisco del Idvip de la Universidad de San Martín de Porres, Miembro de la Cofradía Nacional de Catadores de Pisco “Francisco de Caravantes”, de la Asociación de Catadores Independientes de Pisco "ACIP" que publica el blog http://www.nochesdecata.blogspot.com
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